Holocausto religioso y república bananera

Holocausto religioso y república bananera

Todavía no me he repuesto de la fuerte dosis de desmemoria histórica que recibimos el pasado viernes 1, en un programa de debate televisivo a propósito de la II República Española.
Gordos fueron los barbarismos históricos que se lanzaron pero, de todos ellos, hubo varios particularmente graves que reflejan gran falta de actualización bibliográfica, el desconocimiento de la recién desclasificada documentación por los archivos internacionales (aliados y Moscú) y el acartonamiento de algunas mentes intoxicadas por la desmemoria histórica zapateril.
Es curioso observar la sistemática ocultación que existe en los medios de comunicación españoles de los infinitos reportajes ofrecidos, por ejemplo, por la BBC, a propósito de estos temas y tras la publicación de esas dos grandes fuentes de información contenida en los archivos secretos de Sir Winston Churchill ( Churchill and the Secret Service , David Satfford. Abacus-History. 1997) y en los de Moscú en El Libro Negro del Comunismo , Stéphane Courtois. Harvard University Press. 1999). Archivos fidedignos que pulverizan todo este tocomocho de la desmemoria histórica con que Zapatero y su tropa quieren intoxicar a los españoles.

La primera barbaridad que se repitió constantemente en el televisivo programa fue lo de «la República legítima». ¿Legítima? ¿Desde cuándo? La II República fue una República bastarda, nacida (como la I) de una mentira y de un fraude electoral. El 14 de abril de 1931 se convocaron elecciones municipales y, por tanto, no se votaba un cambio de régimen constitucional, que es lo que vino. Y no sólo eso: en esas elecciones locales ganaron por mayoría absoluta los concejales monárquicos, pero la izquierda republicana, golpista ella, decidió hacer lo que le vino en gana y, saltándose las más elementales reglas democráticas, decidió que los votos rurales no valían y que sólo contaban los votos urbanos. ¡Olé democracia! Fue, por tanto, un acto golpista e ilegítimo de la izquierda. De ahí lo de República bastarda .
De acuerdo con el Anuario Estadístico de 1931, los concejales monárquicos elegidos fueron 26.257, frente a los concejales izquierdistas, que fueron 24.731. Fue el golpismo arbitrario del iluminado Manuel Azaña quien decidió anular los votos que le incomodaban (los rurales). E, incluso, cuando en 1933 volvió a convocar elecciones donde «se demostrase el entusiasmo republicano» (sic) ¡volvieron a triunfar los monárquicos!
El artículo 26 y 27 de la Ley Constitucional aprobada el 9 de diciembre de 1931 amparaba las siguientes tropelías antidemocráticas: le negaba a la Iglesia católica la libertad de asociación y de enseñanza y de toda influencia social. La privaba de sus medios de vida y le negaban derechos y libertades elementales. Disolvía la Orden de los Jesuitas, suprimía las órdenes y congregaciones religiosas y se les prohibía adquirir bienes y ejercer la enseñanza. Sus propiedades fueron confiscadas y nacionalizadas, quedó abolido el culto público y se secularizaron los cementerios de las diferentes confesiones.
Imponía el control estatal sobre el proceso educativo, la escuela unificada y laica. Patrocinó las Brigadas Internacionales que eran el ejército-sóviet del genocida Stalin para implantar en España la dictadura del proletariado y el marxismo puro y duro. Patrocinaba las flagrantes notas antidemocráticas del partido de Azaña (la Izquierda Republicana) contra el Gobierno legítimo de coalición, con tres ministros de derechas cuya legitimidad le negaban. Se amordazó la prensa de marzo a julio de 1936 imponiendo la censura «derivada del estado de alarma». El Parlamento frentepopulista destituyó ilegal y antidemocráticamente en marzo de 1936 al presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora. Se amenazó de muerte a los líderes de la derecha desde los bancos comunistas…
Finalmente el 13 de julio de 1936, un destacamento de fuerzas de orden público, flanqueado por pistoleros comunistas y socialistas, al mando del capitán Condés de la Guardia Civil, secuestró y asesinó en su domicilio al jefe de la oposición monárquica, José Calvo Sotelo, acontecimiento que colmó el vaso y desencadenó el alzamiento del general Franco el 18 de julio contra esta gran barbarie .
Hasta el mismo presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, en sus terribles memorias, nos habla de la tremenda degradación de esta República totalitaria y antidemocrática que inauguró la era de los holocaustos del siglo XX contra inocentes con esos más de 8.000 curas, monjas, obispos, católicos, etc., asesinados en apenas unos meses añadidos a los 5.000 asesinados en Paracuellos.
La alborotada tertulia dejó en el nicho del olvido todos estos esenciales facts , que no salieron a la luz, inventándose, en cambio, inexistentes cifras de represalias franquistas (que no están en los archivos) y poniendo, injustamente, en el mismo saco a esos inocentes mártires de la Iglesia católica (asesinados por su fe) con los milicianos y comisarios marxisto-estalinistas del Komintern muertos «haciendo su ensayo para los soviéticos en su infame objetivo de imponer en España una totalitaria dictadura comunista».

www.teresafreedom.com